Aquí estamos, las de siempre y las de nunca, locas del coño, dios las cría y ellas se juntan.
Las de la complejidad emocional y los trastornos y los dramas y las histerias, que de vez en cuando también son capaces de mantenerse en pie cuando todo se desmorona a su alrededor.
Todas somos bicoño.
Personalmente, hasta que llegó mi momento Quetiapina, ni si quiera tenía nada claro. Que no es que ahora lo tenga, pero ahora por lo menos empiezo a entender cómo va lo del bicoño, os podéis imaginar como era antes.
Antes del momento Quetiapina no me enteraba de nada y me dejaba llevar por lo que quisiera el bicoño, ahora me sigo dejando llevar, aunque no hasta extremos abismales, y siendo consciente de ello. No está tan mal.
Si luego hasta nos echamos unas risas.
Desde que Eli O. me reclutó años ha, he dado muchas vueltas por el mundo, como tantos otros. En mi caso fue en montaña rusa. Eli y yo seguíamos en contacto, por suerte, muchas veces manteniéndonos a flote dándonos una hostia el uno al otro. puf. También creo que debería darle crédito a Eli por ayudarme a no atardecer, si no llega a ser por ella, quién sabe.
Durante mucho tiempo no estuvo el horno pa bollos. Curiosamente eso me enseñó mucho. Es menester darse cuenta de eso, que el horno sea un horno no quiere decir que siempre vaya a darnos bollos, no?
Pues eso. La verdad es que cuando empecé a pensar en el blog, lo primero que se me pasó por la cabeza fue hablar del bicoño, de mi momento Quetiapina y todo eso. Todo eso vendrá próximamente, ahora parece que lo que toca es presentarme, no? Yo que sé.
La idea es que vengamos aquí a explayarnos y a hacernos oír, pero suena mejor si digo que es el intercambio puro de flujo consciente. Entonces, os invitamos (aún no sé ni quién cojones sóis) a parar por aquí, a compartirnos si creéis que merece la pena, con suerte los antiguos miembros del manifiesto 19 salen de entre las sombras. Menudas son.
La verdad es que me encantaría prometer un montón de flujo consciente por mi parte, pero por desgracia parte del bicoño es que no siempre hay flujo consciente, entonces dudo que pueda ser siempre. A no ser que todo vaya como yo pretendo: quiero atreverme a escribir también cuando no haya flujo consciente, cuando no haya nada o cuando haya locura pura (entonces sí que nos echaremos unas risas), y también atreverme a publicarlo. A ver qué pasa.
Se me ocurre poco más que decir, así que le voy a pasar el relevo a Quetiapino, que estará por ahí hasta el culo de Quetiapina, como yo. Bendita sea.
Y así estamos todas.
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