domingo, 31 de enero de 2016

Una cucharadita de miel, por favor. (I)

Mi abuela siempre decía que cuando me fuera a tomar el jarabe preparase una cucharadita de miel, porque si amargaba, me tomaba rápido la miel y así sabría mejor.

Lo que voy a contar no es sea amargo como el jarabe ni que sea mentira, es bonito, o por lo menos para mi lo fue, pero a lo mejor lleva una cucharadita de miel para que sepa aún mejor:

Por lo que recuerdo era verano, tendría yo unos veinte años (ay madre, ¡qué mayor soy ya!) Estábamos en la fiesta de Una amiga que estaba celebrando en su piso de alquiler. Yo había invitado a Alguien, un amigo de toda la vida que había bajado al pueblo a pasar el verano. Estaba nerviosa, porque días antes estuvimos hasta altas horas de la noche hablando por el Messenger (el Whatsapp de la época) y me había parecido entender como que en la fiesta podría ocurrir algo entre nosotros; no fue una cosa instantánea, si no que llevábamos un par de meses con un tonteo nocturno que me gustaba mucho. El día antes de la fiesta, tomando café, como tenía mis dudas de si había malinterpretado algo, se lo pregunté directamente (¡¡PERO QUE TONTA ERA, POR DIOS!!); él se sonrojó me apartó la mirada y me dijo "No sé; si surge..." y en mi cabeza yo gritaba: "¿Pero cómo que si surge...? ¿eso que es de si surge...? ¿No ves que ahora voy a hacer todo lo posible para que surja?" sin embargo, le miré como una boba y sólo dije "ahm..." con cierta decepción.

Así que allí estaba yo, en la fiesta de Una amiga, con Otra amiga y Alguien, que apenas conocía a nadie de allí; Una amiga estaba tirándole los tejos descaradamente, y por si acaso, llegó la visita sorpresa de mi amiga, una amiga común de Alguien, Otra amiga y mía que llevaba incomunicada varios días y que venía con cara de dar pena y necesitar consuelo. Toda esa situación me hacía ponerme más nerviosa, así que aunque por fuera fingía normalidad, por dentro estaba fijándome en cualquier ligera señal que pudiera darme Alguien para que surgiera algo, mientras que procuraba que la gente que nos conocía no pasase mucho tiempo con nosotros sin parecer una borde estúpida; él sin embargo, estaba más ocupado en disfrutar de la fiesta y la gente, cómo le admiro por aquel temple. Mi amiga, por otro lado, comenzó a contarnos, sin que nadie diera pie a ello, por qué había desaparecido últimamente; ahora, con el tiempo, me arrepiento de mi comportamiento; pero entonces, pasé de ella; mi cabeza no estaba en plan "amiga" justo esa noche. Y sin saber como, Mi amiga y Otra amiga se pusieron a hablar entre ellas y hubo un momento de complicidad en el que le dije a Alguien que viniera para comentarle una cosa en privado. Estábamos en el pasillo, vino Una amiga a molestar y meter cuello, él la despachó amablemente diciendo que ahora íbamos con los demás, que teníamos que hablar unas cosas, y cuando se fue me dijo de meternos a hablar en el cuarto de baño donde nadie pudiera interrumpirnos.

Mi corazón comenzó a bombear salvajemente ¡Estaba surgiendo! ¿Estaba surgiendo? No lo sabía, mejor dejarse llevar. Dentro del baño hacía frío, y estaba bastante lúgubre, me senté encima de la tapa del retrete con una pierna cruzada, y él se sentó en el borde de la bañera, estábamos cara a cara, algo separados. Le dije que estaba preocupada por Mi Amiga, pero que por otro lado no quería que se arruinase lo que habíamos hablado la tarde de antes durante el café. Él me dijo muy sereno y comprensivo, que no había de qué preocuparse, que si no podía ser esa noche, pues no pasaba nada; y yo le dije que yo quería, que él me gustaba, y que quería compartir eso con él. A mis veinte años, yo aún era virgen, y él lo sabía, de hecho creo que eso era el morbo que yo tenía, y lo que él buscaba. Y lo mejor de todo es que a mi no me importaba entregársela.

Estábamos en silencio, sólo nos mirábamos, y le dije que me enseñara a besar, que nunca lo había hecho. Se incorporó un poco y me dijo mientras se acercaba con una mano a mi mejilla: "a mi me gusta hacerlo despacio, disfrutando del momento" y posó sus labios sobre los míos. Él había cerrado los ojos, yo no quería perderme detalle; sin embargo me sentía extraña echando un pulso de lenguas con alguien que no me miraba, así que los cerré yo también. La cosa mejoró. Justo cuando nuestras manos empezaron a acariciarnos por encima de la ropa, se me ocurrió la maravillosa idea de preguntarle si llevaba condones encima, me dijo que no, pero que en la mochila sí tenía. Él me dijo que si yo tomaba la pastilla no pasaría nada, y yo le dije (estúpida de mi) que tomarla la tomaba, pero que él se había acostado con mas chicas y yo no quería pillar nada malo. Recuerdo que la cara le cambió, como si le hubiera insultado o herido, pero sin embargo me dijo "Lo entiendo". Se dispuso a salir, pero le dije que mejor se esperase dentro del baño, que no quería que ninguna de las otras le entretuviera, que ya iba yo. Cuando llegué al salón, Otra amiga estaba dormida en un sillón y ni Una amiga ni Mi amiga estaban allí; se oían risas en otra habitación. Así pues, decidí aprovechar esta alineación de planetas y buscar en los bolsillos de la mochila. Me tomó más tiempo del que esperaba, suficiente para que Otra amiga se despertara por el frufrú y me dijera "¡Hey! Carmen, ¿dónde está Alguien?", me puse nerviosa, porque había encontrado los condones y no quería sacarlos delante de ella, "En el baño, ahora sale" contesté y ella murmuró algo y se rascó la cabeza dejándose los pelos revueltos; aproveche para hacer un gesto muy sospechoso y guardármelos en el puño; salí de allí sin decirle nada más y me volví a meter en el baño.

Apenas habíamos retomado los besos y carantoñas cuando Una amiga comenzó a dar golpes en la puerta del baño increpando que qué estábamos haciendo ahí dentro. ¡¡Maldita envidiosa!! ¡Ella le había conocido esa noche! ¡yo era amiga suya desde hacía años! Le grité que ya salíamos, que estábamos hablando de cosas importantes, y ella intentaba echarnos diciendo que el baño lo tenían que usar más personas (¡Mentira!¡Que había otro en la casa!). Alguien me dijo con la mirada que nos olvidáramos del exterior, pero yo no podía. Muy fastidiada me levanté y me dispuse a salir. No me retuvo, sólo me siguió.

Nos volvimos donde estaba todo el mundo, para encontrarnos con Mi amiga con cara de no estar pasándoselo muy bien y Otra amiga medio adormilada aún. La verdad es que para mí la fiesta ya se había aguado hacía un rato. Mi amiga anunció que se iba a ir, que no estaba bien, como diciéndonos que la acompañásemos, pero no hice por donde, de hecho pensé "una menos". Hoy me siento sucia por aquello. Tampoco pasó mucho más hasta que Una amiga propuso a todo el mundo seguir la fiesta fuera e ir a algún local, así que aproveché para decir que yo prefería irme ya a casa, que había bebido suficiente y le pregunté a Alguien que si me acompañaba, Una amiga nos miró con los ojos entrecerrados y Otra amiga al escucharlo dijo que se venía con nosotros, que ella tenía sueño; No, el destino no me lo estaba poniendo precisamente fácil, no.

Decidí tomar un camino distinto al habitual, con la intención de que Otra amiga se separase al llegar a un punto, y viendo que no se iba le pregunté claramente "Oye, ¿tú no tenías sueño?", la muy inocente contestó "Ah, si, pero ya con el paseo me he despejado", no lo podía estar haciendo a propósito, la conocía demasiado bien, así que probé una vez más "Pero tu casa está para el otro lado, ¿no?" y ella con tooooda la inocencia del mundo me dijo que nos iba a acompañar un rato, que la conversación estaba entretenida. No lo podía soportar más, además me estaba comportando totalmente diferente a como yo era, estaba preocupada por si estaba causándole una mala impresión a Alguien pero ya a este punto lo único que quería era follar a cualquier precio, así que decidí ser clara: "Mira, Otra amiga, Alguien y yo tenemos que hablar sobre Mi amiga en privado, y llevamos toda la noche con interrupciones, así que ¿no te importaría irte a tu casa y dejarnos en paz?" Le sentó mal, ¡vaya que si le sentó mal! No recuerdo lo que contestó porque lo único que me importaba es que se iba. Pero estaba paranoica, cogí del brazo a Alguien y le susurré, "Por favor mira hacia atrás a ver si nos está siguiendo" me contestó que no, y respiré tranquilamente por primera vez en toda la noche. Él y yo, solos... ¿A dónde ir?.

Le dije que tenía las llaves de la casa de una vecina que se había ido de vacaciones y nos la había dejado para que le regáramos las plantas, que sólo se me ocurría ese sitio, pero que teníamos que tener cuidad que nadie nos viera entrar o salir y dejar los muebles de la casa lo más intactos posibles, y él le dijo que le pareció bien. ¡COÑO, YA ERA HORA! aceleré el paso sin darme cuenta, y llegamos enseguida. Comprobé el vecindario, aún era de noche así que no había mirones. Tras cerrar la puerta detrás nuestra le dije que en el salón mismo. Ahora todo fue mucho más salvaje. Los dos sabíamos lo que iba a ocurrir así que no hacía falta hablar. Sólo recuerdo que nos empezamos a quitar la ropa sin reparos, cuando me quité el sujetador no me dio vergüenza ninguna, estaba deseando que me agarrase y me comiese las tetas. Completamente desnudos y de pie le dije que me enseñara. Y vaya si me enseño. No voy a entrar en detalles. Sólo sé que cuando salimos de allí ya era de día y me sorprendió ver la hora. Me acompañó a casa y me besó una vez mas.

A los dos días se tuvo que volver a ir a la ciudad dónde trabajaba; no fue una excusa para no volver a vernos, yo sabía que era verdad, estaba deseando volver a verle. Los días siguientes todas las canciones de la radio empezaron a tomar sentido, cuanto mas ñoñas, más sentido tenían. No lo podía evitar, pero al mismo tiempo yo sabía que esto no duraría para siempre. Lo sabía incluso antes de empezar. Y no me importaba. Sólo pensaba en disfrutar el momento. Disfrutar la experiencia. Esos instantes. El recuerdo ha estado conmigo 10 años. En todo este tiempo nos hemos seguido viendo, pero como era de esperar, con una amistad muy especial. Tengo mucho que agradecerle. Así que en su honor escribí hace tiempo un poema:


Un fauno que me embauca
  con su vino y su flauta,
  todo con él es jauja.
  Su mirada me incauta
  y me rindo a su causa,
  danzo según su pauta.

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